Un rubio
Juan, joven y mujeriego, vive en los suburbios de Buenos Aires. Debe encontrar rápidamente un compañero de piso porque su hermano se ha ido. Entra a vivir con él Gabriel, compañero de trabajo tranquilo, guapo y… rubio. Viudo desde hace poco, está luchando por mantener a su hija todavía pequeña. Tímido y reservado, Gabo intenta no hacer caso de las miradas cargadas de sentido de Juan ni del roce de sus manos. Con todas las chicas guapas que entran y salen de su habitación, su “virilidad” no parece cuestionable. Sin embargo, la atracción entre los dos hombres es innegable y lo que empieza como algo puramente sexual y fácil, al vivir ya juntos, se convierte pronto en una fascinante relación de ternura e intimidad, tan dulce como desgarradora.
Toda la obra de Marco Berger (Plan B; Hawaii; Taekwondo) se basa en la observación del erotismo tácito que existe en las relaciones entre los hombres. El director explora aquí un territorio nuevo para ofrecernos su película más directa, apasionada, segura y sincera: un drama sexy, consumido a fuego lento, que rinde un potente homenaje al magnetismo de la mirada masculina homosexual.