Shall I Compare You to a Summer’s Day?
Una mirada lleva a una sonrisa, una sonrisa a una cita: toda historia de amor comienza de la misma manera. Estas narraciones se esconden en canciones y poemas y viven más allá de sus inevitables finales, como también sugiere el título del soneto 18 de Shakespeare. En el ensayo cinematográfico de Mohammad Shawky Hassan, una narradora que desea contar la historia de un amor entre dos hombres se encuentra con un coro poliamoroso de amantes y este cuento tantas veces contado se multiplica. En el Club Scheherazade no hay protagonista y cada canción tiene varias versiones. Aquí se pone en tela de juicio la dramaturgia heteronormativa de manera polifónica y a través de una variedad de medios: los amantes hablan de tríos, de contactos en Grindr y de citas pasadas. Los clichés pop son distorsionados, el dolor invade el canto de los hombres y se leen poemas de Wadih Saadeh mientras se airean los trapos sucios de un amante. La narradora intenta llegar a un final feliz de manera traviesa en el momento en que sus personajes salen de la historia. “Si el dolor pudiera olvidarse con las palabras”, oímos decir en algún momento, “ningún amante tendría que marcharse herido”.